Ahora soy el jefe. ¿Qué hago?

carlesmarcos Artículos Hacer un comentario

Llevas años trabajando en una empresa como “técnico” y de repente de la noche al día, te nombran jefe. ¿Qué buena noticia, no? A todo el mundo le gusta que “le reconozcan” lo hecho durante años, y una de las maneras puede ser esta. El problema es que ahora tienes una misión totalmente distinta que la de antes. Lo primero que has de hacer es ser consciente de ello. Por tanto, no caigas en la tentación de que todo será igual. ¡No! Ahora seguramente has de tener presente que te toca coordinar a un equipo de personas con una serie de objetivos propios del departamento donde estés. Este es el gran problema con el que me encuentro en muchas organizaciones. Hay jefes que no asumen esta responsabilidad y siguen “haciendo lo mismo” que antes y que simplemente no se creen que sean mandos. También cabe la posibilidad que desde el primer momento en el que les nombran jefes, cambian totalmente su actitud y se creen que son “superiores” y llevan al equipo desde el “ordeno y mando”. ¡Ah! Es uno de esos problemas que se repiten en muchos departamentos. Llevar años aborreciendo al jefe que uno tiene por sus maneras déspotas de llevar a las personas y cuando te nombran a ti, haces exactamente lo mismo. Comparto un artículo publicado en Emprendedores y titulado 10 claves para dirigir a tus primeros empleados.

«Cuando tu empresa crece y dejáis de ser tres socios y un becario te tienes que ocupar de gestionar a una plantilla. Te contamos las estrategias básicas que debes seguir para gestionar correctamente a la plantilla que acabas de contratar para tu negocio.

Define claramente vuestra misión y fija los objetivos

A veces, los equipos no pueden cumplir su misión sencillamente porque sus miembros no tienen clara la razón por la que se creó el equipo, sus objetivos y los resultados que se esperan de él. Quien deba hacerse cargo de la gestión del equipo y quiera organizar bien el trabajo debe de tener muy claro hacia dónde va, con qué medios cuenta y qué necesita para poder alcanzar su meta. Sin duda, un buen líder debe de tener habilidad para conseguir de la alta dirección todos los recursos y apoyo necesario para que el equipo cumpla su misión.

Los planes estratégicos de la compañía se deben dar a conocer en reuniones bien planificadas, con la debida metodología que explique los motivos, objetivos, responsabilidades y las esperadas consecuencias que mejorarán los resultados y el posicionamiento de la organización. Por otro lado, es fundamental que los miembros del equipo sepan dónde van, qué se espera de ellos y cómo contribuye el equipo y cada uno de ellos a la consecución de los objetivos marcados y a la estrategia de la empresa.

El exceso de jerarquías no funciona

Las jerarquías funcionan si las personas funcionan, si los otros comprenden que tú estás por encima porque respetan tus habilidades o tus méritos. El exceso de jerarquías crea estructuras pesadas y en ocasiones provoca desmotivación entre las personas que no forman parte de esas estructuras. En este sentido, también es importante delegar y el poder de tomar decisiones. El líder debe de saber delegar asumiendo todo tipo de consecuencias. Y, a su vez, los componentes del equipo deben de saber aceptar la delegación del líder, asumiéndola como parte de su desarrollo profesional y como paso previo necesario para su crecimiento como futuro responsable del área de negocio.

Sé exigente y practica con el ejemplo

Las personas necesitan un ambiente de exigencia, calidad, compromiso e involucración. Esta exigencia debe ser inductiva, fomentarla con el ejemplo, ya que nadie será autoexigente si el líder no lo es. El líder con esa actitud demuestra que cree en el proyecto, que con su sacrificio personal manifiesta que está comprometido con el proyecto, sin embargo, el directivo que proclama con seriedad “hay que concluir con esto urgentemente”, e inmediatamente se escabulle, produce hilaridad y no motiva, y sólo conseguirá sus objetivos en la medida en que su control sea exhaustivo.

Despierta en tu equipo la ilusión por el proyecto

Es importante que todos los miembros de tu equipo estén orgullosos de pertenecer a el. Por eso es importante conocer a las personas, conocer que tenga relaciones positivas entre ellas y que cada una desempeñe un rol, y que además lo tenga claro, así como reconocer los esfuerzos y comunicar los errores cuando se produzcan.

El equipo debe de estar compuesto de personas contentas, satisfechas, y que tengan claro que están en un buen sitio. Cuando esta máxima cambia, es porque cambian sus prioridades. Cada individuo es diferente y su evolución profesional merece ser analizada de forma diferente. No es posible la misma estrategia para todos ya que, dependiendo de las competencias y del desarrollo individual, se forjan las futuras responsabilidades de cada miembro del grupo.

Utiliza tu inteligencia emocional

Para ser líder es fundamental transmitir valor a las personas que se proyectan directa o indirectamente en ti. Para crear resonancia en las personas hay que contar con una serie de valores que deben de ser inherentes al líder: habilidades y competencias para gestionar proyectos, y empatía para saber gestionar personas. El resultado será nuestra credibilidad personal y profesional.

Aprender a gestionar miedo al fracaso y al rechazo, también es una función del líder. Ya que el miedo lo que hace es paralizar la productividad por lo que el líder debe de ser consciente y transmitir confianza mediante la comunicación.

No eludas el conflicto

El líder afronta el conflicto sin remilgos ni dilaciones. No se arredra ante la hipotética impopularidad de medidas o acciones que considera prioritario tomar. Así, facilita que aflore la faceta constructiva y enriquecedora que el conflicto o tensión está llamada a desempeñar. Es decir, que desde el lado optimista, el conflicto es un hecho negativo que en los equipos, si es bien gestionado, puede convertirse en una ocasión tremendamente positiva.

Y si se produce algún tipo de conflictos entre compañeros, no tomes partido por ninguno de ellos. Sin embargo, es importante escuchar ambas partes, y recordar que algo no estuvo bien, pero, sin duda tendrán que hablar entre ellos y eliminar tensiones.

Si los resultados no han satisfecho las expectativas, no desmoralices a la tropa

Si el trabajo del equipo no ha sido bueno, hay que comunicarlo de forma constructiva para que en el futuro se haga mejor. Lo primero hay que asumir el fracaso, luego hay que estudiar el por qué y que la gente exponga cuál cree que ha sido el motivo. Lo mejor es que la gente sepa en todo momento cómo se encuentran con respecto al objetivo.

Si se va bien perfecto. Si no, es preciso que lo tengan claro y asuman que son parte responsable, que hay que actuar.

Si tienes que despedir

Ya sabes la importancia de despedir rápido en las startups. Pero una cosa es leerlo sobre el papel y otra ponerlo en práctica.

Es muy importante que primero se lo digas a la persona que vas a despedir y luego al equipo. Una vez agotadas todas las oportunidades comunícale el despido con datos objetivos, ofrécele tu ayuda, incluso para encontrar otro trabajo. Los equipos son más inteligentes de lo que creemos, ellos mismos hacen una selección natural entre aquellos miembros que se integran y los que no. Además, a todo el mundo se le dan varias oportunidades, un despido no es algo que se produzca de repente.

Si alguien comete un error

Si alguien comete un error, lo mejor es analizarlo juntos de forma constructiva lo ocurrido.

En primer lugar, de cara al exterior, el líder debe asumir el error como suyo, como responsable del equipo. Los éxitos son de todos, pero los posibles errores hay que tratar de minimizarlos para el equipo, tratar las situaciones con naturalidad y con espíritu manifiesto de aprender de los errores y mejorar. Y una vez analizado el error, es necesario buscar soluciones de grupo que abran nuevas vías para afrontar problemas en el futuro.

Procura que no existan favoritismos

Hay que intentar que no surjan favoritismos, aunque es lógico que suceda, porque es humano. Si existen, lo mejor es que sean objetivables, como una forma de premio.

Tener favoritismos es una actuación nefasta, es mejor que a cada miembro del equipo se le de una una dosis justa de atención personalizada. Lo idóneo es que a cada uno de los miembros del equipo se le recuerde su valor individualmente.»

Comparto un vídeo de un gran líder que tenía como premisa el «dar ejemplo». Un gran punto de partida…

 

 

 

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