Un hombre tiene tantas caras como personas que le interesan. Generalmente demuestra la que cree más conveniente para los demás, decía William James. En muchas ocasiones cuando uno está inseguro consigo mismo tiene el riesgo de entrar en el tonto mundo de las apariencias y adquirir una personalidad maquillada para intentar ser importante y querido por los demás. Es el momento de las máscaras que nos ponemos para sobrevivir y superar el miedo a ser rechazado.
¡Ay, algunas veces no nos damos cuenta que vivimos más en la estética que en la ética! y nos permitimos guiar por comparativas sin sentido permitiéndonos caer en la insatisfacción e inferioridad y de paso fastidiar nuestra autoestima, y es que incluso, cualquier famosillo de medio pelo con “vida de ensueño” o también alguien de nuestro entorno puede ser capaz de ser un referente absurdo y disparatado al cual imitar y así poder engañar a los demás generándote una imagen falsa sobre ti.
Sin duda la búsqueda de la autenticidad no está en el yo tengo, luego existo, sino en el sé tú mismo, ¡yo soy así… y porque yo lo valgo! Mi amigo Maquiavelo me comentaba hace un tiempo que pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Bon dia tingueu!!!
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